Receta de la campiña de Jerez y alrededores. Inventada en los años 30 por los trabajadores del campo no dejan de ser unas migas pero más cercanas a la sopa de pan que a la sequedad habitual de las migas. Plato que se suele degustar entre octubre y febrero acompañado del mosto de ese mismo año.
Ingredientes:
Ajo
Pan consistente del día anterior
Tomate
Pimientos
Pimentón
Agua
Sal
Preparación:
En un lebrillo (ver foto, recipiente de barro bastante grande) machacamos el ajo, un pimiento verde troceado y una cucharadita de pimentón. En una cacerola ponemos agua a hervir, cuando rompa el hervor echamos los tomates y los escaldamos.
Los pelamos, les quitamos la piel y lo añadimos al lebrillo, seguimos machacando. Añadimos el pan, cortado a pellizcos, a esta mezcla y vamos añadiendo el agua, aún caliente, de haber cocido los tomates.
Debe quedar como una sopa de pan pero más bien espesa, es decir, el punto está en que parezca como una especie de papilla, ni sopa ni migas de la Mancha.
El punto te lo va pidiendo el propio lebrillo. Rectificamos de sal si es necesario y no se sirve. Como comida de campo que es se suele tomar de pie (ver foto), se pone el lebrillo en la mesa y a cada comensal se le da una cuchara, cuando coge uno el resto mira y así va esta comida. Si consideráis que los invitados no están dispuestos a rememorar antiguas costumbres tenéis que servir el ajo en cazuelitas de barro.
Como antiguamente en el campo no había cucharas de metal se utilizaban rabanitos (lavados y con un corte en forma de cruz, se meten en agua) para comer. Plato potente para el verano pero que deja un espléndido sabor de boca. Si controlas el ajo resulta un plato fantástico para comer con amigos y así variar un poco de la clásica paella.
Imagen: Jgfabregas.
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