Estas croquetas se pueden convertir en las preferidas de vuestros niños. Tienen un sabor delicado, son cremosas por dentro, crujientes por fuera… y llevan algo que gusta mucho a los peques: jamón y queso.
Al llevar mozzarella, cuando las croquetas están recién hechas, nos podemos encontrar con esos hilos que se estiran y que son tan característicos de este queso cuando está fundido.
Se pueden congelar. Una vez rebozadas colocadlas en una bandeja cubierta con papel de horno, dejando un pequeño espacio entre cada croqueta. Cuando estén congeladas las podéis guardar en bolsas de plástico. De este modo, cuando las necesitéis, las tendréis separadas y listas para freír.
Croquetas de jamón y queso
Unas croquetas delicadas que apasionan a los más pequeños
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