Si el
potaje clásico te resulta demasiado pesado para el verano, por aquello de que te sube la temperatura corporal, no renuncies a su buen sabor y propiedades nutricionales y prepáralo en forma de croquetas. Si usas ingredientes en conserva (espinacas, garbanzos...) lo tienes más fácil. Estas croquetas son ideales para una cena o un aperitivo.
Si las congelas, más socorridas serán.
Ingredientes (6): 150 g de bacalao desalado, 100 g de espinacas cocidas, 100 gr. de garbanzos cocidos, 1 cebolla, 1 ajo, 80 g de mantequilla, bechamel (750 ml. de leche entera + 100 gr. de harina + 80 gr. de mantequilla), pimentón dulce, azafrñan en hebras, pimienta, aceite, sal, pan rallado, huevos batido
Preparación: Empezamos salteando la cebolla y el ajo muy bien picaditos en una sartén amplia con aceite. Cuando esté tierna y doradita la cebolla, incorporamos las espinacas cocidas y las dejamos que se rehoguen hasta que se queden suaves. Salpimentamos.
Ahora agregamos el bacalao y los garbanzos, echamos las especias y mezclamos.
En otra sartén, rehogamos la harina en la mantequilla fundida hasta que toma un poco de color. Agregamos entonces la leche y un poco de sal y pimienta y diluimos la harina. Cocinamos a fuego lento hasta obtener una bechamel muy espesa.
Ligamos el rehogado de espinacas con la bechamel necesaria como para que nos quede una masa compacta y manipulable. Dejamos enfriar.
Ahora ya podemos formar las croquetas. Las pasamos por huevo y pan rallado. Las dejamos reposar en la nevera una hora y las freímos en aceite caliente para que se doren. Antes de servirlas, las pasamos por papel de cocina para que absorba el exceso de aceite.
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