No hay mejor manera de disfrutar con los peques de la casa que haciendo
galletas. Y si son de
formas divertidas mejor que mejor. La receta que sigue a continuación es una elaboración noruega que como curiosidad lleva huevo cocido. Con imaginación y unos cortapastas originales quedarán preciosas estas galletitas.
Un consejo: obtendrás mejores resultados con cortapastas simples, que no tengan muchos ángulos y recobecos. Pinta con glasa de diferentes colores y usa lápices de pastelero para los detalles.
Preparación:
En cuencon amplio, ponemos la mantequilla derretida, el azúcar, la yema de huevo cruda y mezclamos bien hasta que quede una crema homogénea. Sobre la superficie de trabajo bien limpia, ponemos la harina en forma de un volcán (con un agujero en el centro). En ese hueco que queda, ponemos mezcla de mantequilla anterior y añadimos la yema cocida. Amasamos hasta obtener una masa que se pueda trabajar.
Envolvemos la masa en papel transparente y, con ayuda de un rodillo, la aplastamos hasta obtener un grosor de medio centímetro. Sacamos del papel y, con cortapastas o moldes de distintas formas (o con la boca de un vaso a unas malas) cortamos las galletas. Cuando no nos quede espacio para seguir cortando, volvemos a amasar y repetimos la operación.
Seguidamente, las introducimos en el horno de 15 a 20 minutos.* Estarán listas cuando el azúcar empiece a dorarse. Dejamos enfriar sobre una rejilla. Pintamos con glaseado de colores (puedes usar el de los
donuts que ya hicimos aquí)
*Si no vamos a decorarlas con glasa, las podemos pintar simplemente con clara de huevo y espolvorear la superficie con azúcar justo antes de meterlas en el horno.
Imagen:
cupookie