Este plato es un clásico de nuestra casa. Y lo es porque también lo ha sido de mi niñez. Lo llamaba (y lo llamo) patatas con piel porque el resto lo decide cada uno. A la mesa se llevan las patatas cocidas, con los huevos y la zanahoria también cocidos. Luego llega lo divertido: cada uno elige su patata y la acompaña con lo que más le gusta: tomatitos, cebolla, atún… sabiendo que el huevo duro y la zanahoria no pueden faltar.
También es opcional si aliñarlo con aceite y vinagre, pimentón, mayonesa… Lo bonito aquí es elegir, quizás por eso a los niños les gusta tanto.
Patatas con piel
Un plato que cada uno podrá terminar como más le guste: con pimentón, mayonesa…
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