La pizza bianca o pizza blanca tiene la particularidad de no llevar tomate en la base. Es por tanto la pizza ideal para aquellos niños que no son muy amigos del tomate. Como ya os enseñamos en Recetín, un ejemplo de pizza blanca es la de patata, que si llevara tomate eclipsaría el sabor suave de la patata.
La pizza blanca lleva en la base mucha mozzarella y un poco de aceite. En los restaurantes italianos solemos ver variedades que llevan ingredientes extra como los 4 quesos, las alcachofas, huevos, cebolla o calabacín. Nosotros os damos otras ideas.
Hemos preparado una con una base de mozzarella, aceite y pimienta. La hemos metido en el horno y cuando la mozzarella esté fundida y comience a dorarse le hemos añadido unos champiñones rehogados, ajito, perejil picado y salmón o atún ahumado en tiritas. Le damos un golpe fuerte de horno y listo.
Otra opción es meter directamente a hornear la base con la mozzarella, el aceite, pimienta molida, unas rodajas de queso de cabra y espinacas cocidas. A la hora de comerla, le va muy bien un chorreón de aceite picante o unos piñones.
Imagen: Timeinc, Seriouseats