El pollo asado es uno de los platos que más me gustaban cuando era niña. Solía ser un plato de domingo y si el pollo estaba rico, las patatas lo estaban aún más.
Yo ahora lo hago a menudo, incluso como cena, pero lo preparo en cocotte. Por tanto el pollo y las patatas no los pongo en la bandeja del horno sino en esa cacerola maravillosa que permite un cocinado de carne, pescado o verduras en su propio jugo.
No vamos a añadir líquidos, tan solo un chorrito de aceite sobre las patatas y otro sobre el pollo. Eso será suficiente. Para que la piel de la superficie quede bien crujiente solo tendremos que gratinarlo sin la tapadera. Preparad una buena ensalada y tendréis un menú muy completo.
Pollo con patatas en cocotte
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