Esta salsa, muy extendida por el mundo anglosajón, es ideal para ensaladas, para mojar trocitos de pollo frito (como en nuestro caso), verduritas en tempura o lo que tu imaginación y gusto te permitan. Si no quieres que sea picante, bastará con reducir la cantidad de pimienta blanca.
Ingredientes (para la salsa):1/2 taza de mostaza seca (en polvo), 1/4 de taza miel, 1/2 taza de vinagre de vino blanco, 1 cucharada de aceite de girasol (o de oliva suave), 1 cucharadita de sal, 1/2 cucharadita de ajo en polvo, 1/2 cucharadita de pimineta blanca molida. Para el pollo: 500 g de pollo troceado (mejor deshuesado), harina para rebozar, aceite para freír, sal, pimienta.
Preparación: para la salsa ponemos todos los ingredientes en una cacerola pequeña, y cocenmos a fuego medio, moviendo constantemente, hasta que la mezcla espese (sólo llevas unos minutos). Apartamos del fuego y dejamos enfriar.
Salpimentamos los trozos de pollo. Acto seguido, los pasamos por harina, sacudiendo el exceso. Freímos el pollo en abundante aceite caliente. Cuando esté hecho, colocar sobre papel de cocina para que absorba el exceso de grasa. Servirmos junto con la salsa de mostaza a la miel.
La salsa de puede almacenar en un recipiente hermético en el frigo. Aguanta varios meses.
Imagen y adaptación: 52kitchenadventures
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