La caballa recuerda al verano, a chiringuitos y restaurantes costeros, y a aquéllos que tenemos la suerte de haber crecido en la costa, el olor a caballa asada nos transporta a nuestra tierra inmediatamente. En Cádiz, la caballa asada se acompaña con pirañaca (picadillo a base de pimiento, tomate y cebolla); al horno o en papillote es fácil de hacer en nuestras casas sin apenas intensos olores (efluvios que al que les escribe le encantan por cierto). Pero presentamos una elaboración de la distinguida comida francesa, rillettes de maquereau, o paté de caballa, una verdadera delicia. Bon appétit…
Ingredientes: 1 caballa grande o 500 g de caballa, 1/2 cebolla, 1 puerro, 1 hoja de laurel, 1/2 taza (125 g) de queso cremoso (del de untar), ¼ de taza (60 ml) de nata (15% materia grasa), ¼ de taza (60 g) de mostaza antigua, el zumo de ½ limón, 1 chalota picada, 1 cucharada de perejil finamente picado, sal y pimienta a voluntad.
Preparación: quitar la cabeza y las tripas al pescado; hacemos un caldo corto con la cebolla, el puerro, el laurel y un pellizco de sal y pimienta. Cuando lleve 15 minutos hirviendo, sumergimos el pescado dejemos que dé un hervor y lo apartamos apenas cambie de color (se hace en un momento). Colamos, dejamos templar, y limpiamos bien el pescado de espinas. Lo desmenuzamos y reservamos.
En un bol, mezclamos el queso con la nata y la mostaza; batimos con unas varillas o con ayuda de un tenedor hasta que quede homogéneo. Añadimos el limón, la chalota picada, el perejil, el pescado y salpimentamos. Movemos con ayuda de una espátula hasta que todo quede mezclado. Es recomendable dejar reposar la preparación al menos 2 horas en el frigorífico (mejor hacerla la noche antes). Untar sobre pan caliente o biscotes.
Imagen: pratique.fr
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