De toda la vida la salsa verde es la que se hace con perejil, aceite de oliva y un poco de ajo crudo. En Recetín nos vamos a permitir cambiar el recetario tradicional y vamos a obtener nuevas salsas verdes diciendo adiós a la hierba preferida de Arguiñano.
¿Cómo lo vamos a hacer? Pues dando la bienvenida al característico sabor de la rúcula, al aroma de la albahaca o basilico y al frescor de la menta.
Para preparar la salsa de rúcula tenemos que mezclar 100 ml. de aceite con 50 gr. de rúcula, unas gotas de zumo de limón y una pizca de sal. Lo ponemos en la picadora o si preferimos una salsa más homogénea, en la batidora. Esta salsa va muy bien en platos de carne o pescado y para perfumar ensaladas o platos de pasta.
Con la albahaca vamos a hacer una salsa fresca ideal para las ensaladas, los platos de pasta fría, las patatas asadas o el pollo o el pescado blanco a la plancha. Mezclamos un manojo de basilico con un yogur natural, 100 ml. de nata líquida, un poco de sal, un chorrito de aceite y una pizca de pimienta. Lo trituramos y dejamos enfriar un rato.
La de menta es una salsa con un sabor potente. Puedes usarla en platos de garbanzos, carnes blancas al horno o a la plancha, cordero y recetas con cuscús. Simplemente mezcla 100 ml. de aceite, un manojo de menta fresca, unos cuantos piñones, un diente de ajo (opcional) y sal. Tritura todo y listo.
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