Para que la yema del huevo no se estropee, se seque o le salga esa telilla alrededor cuando intentamos conservarla en el frigorífico un tiempo, este sencillo truco conseguirá conservarla durante más tiempo y que puedas aprovecharla posteriormente.
Echa la yema de huevo en un bol o cuenco pequeño, cúbrela con la agua (cuidado al echarla ya que si tiene mucha presión la yema se puede romper), tápala con papel film transparente y métela al frigorífico. Se conservará durante más días en perfecto estado y podrás utilizarla en otras recetas sin desperdiciar nada del huevo.
¡El tirar alimentos se tiene que acabar!
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