No sé si conocéis las patatas moradas. Son ricas en antioxidantes y permiten preparar recetas originales y divertidas gracias a su color intenso.
Hoy vamos a preparar un puré sencillísimo. Tendrá dos colores porque, además de las patatas moradas, utilizaremos las que todos conocemos, las patatas blancas tradicionales.
Una vez cocida las patatas podéis pasarlas por la prensa de patatas o, como he hecho yo en este caso, aplastarlas con el tenedor. Más fácil, imposible.
- 650 de patata blanca, la tradicional (peso una vez pelada)
- 250 g de patata morada (peso una vez pelada)
- ½ litro de leche
- Sal
- 1 hoja de laurel
- Nuez moscada rallada
- Aceite de oliva virgen extra
- Hierbas aromáticas
- Pelamos y troceamos las patatas.
- Ponemos las patatas en la cacerola y las cubrimos con la leche. Ponemos también en la cacerola la hoja de laurel.
- Cocinamos a fuego medio/bajo durante 40 minutos aproximadamente, hasta que las patatas estén bien cocidas. El tiempo va a depender de la intensidad del fuego, de la variedad de patatas utilizadas y del tamaño.
- Cuando estén bien cocidas (sabremos que están listas cuando podamos pincharlas sin dificultad con un tenedor) las ponemos en un bol y las aplastamos con un tenedor.
- Al pasarlas al bol no pondremos toda la leche, la iremos añadiendo poco a poco, hasta obtener la textura deseada.
- Corregimos de sal, añadimos nuez moscada y un chorrito de aceite de oliva virgen extra. Mezclamos bien.
- Una vez en el plato de presentación añadimos nuez moscada rallada, un chorrito de aceite de oliva virgen extra en la superficie y nuestra hierba aromática preferida.
Más información – Patatas con piel
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