Hoy comparto con vosotros una de mis recetas favoritas: las rosquillas de la abuela. Son las que hacía mi abuela y las que sigue preparando la abuela de mis hijos. Si digo que están buenísimas me quedo corta.
En las fotos del paso a paso veréis cómo elaborar la masa y también cómo darles forma para que queden tan bonitas como las de la foto.
Se fríen después en abundante aceite de girasol y van rebozadas con azúcar blanquilla. Hacedme caso y preparadlas este mismo fin de semana porque os van a encantar.
- 2 huevos
- 180 g de azúcar blanquilla
- 140 g de leche
- 100 g de aceite de oliva virgen extra
- 30 g de coñac
- El zumo de 1 naranja
- La piel rallada de 1 naranja (solo la parte naranja, no la blanca)
- 760 g de harina
- Abundante aceite de girasol para freír
- 8 sobres de gasifican para repostería (4 blancos y 4 de color)
- Azúcar para rebozar
- Ponemos en un bol los huevos y el azúcar.
- Lo montamos con las varillas hasta obtener una mezcla espumosa.
- Incorporamos la leche, el aceite, el coñac, la ralladura de naranja y el zumo de la naranja.
- Mezclamos bien, de nuevo con las varillas.
- Incorporamos la harina y los polvos de gasificante.
- Mezclamos y amasamos con las manos o con el gancho de nuestro robot de cocina si lo tenemos.
- Cuando tengamos una masa homogénea la dejamos reposar dentro del mismo bol, cubierto con un paño de cocina, durante al menos dos horas.
- Tras esas dos horas la masa habrá aumentado su volumen.
- Damos forma a nuestras rosquillas como se ve en las fotos. Cogeremos porciones de unos 40 gramos porque la idea es que todas tengan el mismo tamaño.
- Hacemos una tira y la aplastamos con los dedos.
- Unimos los bordes.
- Plegamos la rosquilla hacia afuera.
- Cuando las tengamos todas formadas las cubrimos con un plástico o con un par de paños de cocina y las dejamos reposar una hora aproximadamente.
- Pasado ese tiempo ponemos en una sartén profunda abundante aceite para freír. Cuando esté bien caliente, freímos nuestras rosquillas a fuego no demasiado alto para que se cocinen bien también en el interior.
- Cuando estén hechas las sacamos del aceite, escurriéndolas, y las vamos poniendo en un plato cubierto con papel absorbente.
- Aún calientes las pasamos por un bol con azúcar y las dejamos enfriar en otro plato.
- Se toman frías pero es difícil no probarlas recién hechas.
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